En términos generales, la expresión ocultismo nazi se refiere al conjunto de prácticas y creencias religiosas sostenidas real o presuntamente por los nazis. Sin embargo, en un sentido más estricto es usada también para referirse a la influencia directa que tuvieron diversas corrientes ocultistas en el desarrollo del nazismo o, en todo caso, a las creencias e intereses espirituales de los líderes nazis.
El nazismo respetó al budismo (incluso permitió la realización del primer congreso budista europeo en 1933, y había una colonia de monjes budistas en Alemania), se cree que esto fue por el interés que despertaba el budismo entre los nazis, especialmente el tibetano, por ejemplo, la Ahnenerbe (o Herencia de los ancestros) organizó por órdenes de Himmler dos expediciones al entonces Tíbet independente en 1931-1932 y en 1934-1936 bajo la dirección del biólogo Ernst Schäfer. El Ahnenerbe también patrocinó una tercera expedición (1938-1939) ante la invitación oficial del gobierno tibetano.
Según el erudito Alexander Berzin:
La política nazi de tolerancia hacia el budismo no demuestra influencia alguna de enseñanzas budistas en Hitler ni en la ideología nazi. Una explicación más factible es el deseo de Alemania de no perjudicar las relaciones con Japón, su aliado budistaAl final de la guerra en la batalla de Berlín incluso hubo pequeñas formaciones de monjes budistas que lucharon contra los soviéticos.
Al respecto de la situación religiosa en el Reich, se llegó a ver a la religión como una fuerza que podía contribuir a repeler al marxismo ateo, y se llegaba incluso al punto de considerarlas como un instrumento de una dictadura antimarxista. En algunas opiniones religiosas de Hitler expresadas en su libro Mi Lucha,
pretendió ganarse la simpatía del pueblo religioso alemán al decir que
«los más importantes factores del mantenimiento de nuestro carácter
nacional». Esta ideología contenía, en sus rasgos fundamentales,
elementos de una religión sui generis en competencia con el cristianismo, los cuales se reflejaban con toda claridad en el movimiento iniciado por Mathilde Ludendorff
«en pro de un conocimiento alemán de Dios acorde con la raza» y su
correspondiente organización Ahnenerbe. La cuestión de la religión,
vista como una manera de interpretar el mundo, estaba contemplada desde
las ideas que relacionaban el código genético
con el comportamiento espiritual de las razas y que sostenían la
«adecuación racial» o grado de acomodación a la idiosincrasia de la raza
que debía asumirla para la preservación de la identidad y la cultura
nacionales. Así, bajo el régimen nazi, el programa de una «religión
conforme a la raza» tuvo como una de sus metas despojar al cristianismo
de todo rasgo judaico.
Hitler también condenó públicamente este tipo de creencias ocultistas de origen pagano en repetidas ocasiones por considerarlas surrealistas y ajenas al movimiento nacional socialista.
Los conceptos clave incluyen el conocimiento sobre los orígenes de la raza aria (y su «pureza» ligada a los teutónicos o a las tribus germanas), y la superioridad de los arios por encima de todas las demás razas.
En el misticismo nazi, son importantes varios lugares como la Atlántida, Thule, Hiperbórea, Shambhala, Agartha y la estrella de Aldebarán, los cuales se consideran como los hogares originales de la raza aria y el superhombre.
Otra creencia habla sobre la raza maestra (Herrenrasse), la cual fue corrompida y debilitada por medio de la mezcla con otras razas consideradas inferiores.
Comentarios
Publicar un comentario