El libro rojo Das Rote Buch o Liber Novus,
de Carl G. Jung, editado por primera vez en octubre de 2009 en alemán e inglés,
contiene las imágenes interiores que lo confrontaron con lo inconsciente entre
los años 1914 y 1930. Estas experiencias visionarias y su intento de
comprensión sentaron las bases de la obra junguiana que alcanza su madurez a
partir de la alquimia.
Este libro narra e ilustra
bellamente las fulgurantes y aterradoras visiones de C. G. Jung, acaecidas
entre los años 1913 y 1916 o 1917, y su audaz intento de comprenderlas.
El Libro rojo no es un libro
filosófico, científico, religioso, literario o de arte y, sin embargo, sus
impactantes imágenes literarias y plásticas transmiten una cosmovisión tan
arcaica como novedosa.
El Libro rojo es sorprendente e
inclasificable, pues no se ajusta a ninguno de los géneros literarios conocidos
y solo puede compararse con los grandes relatos proféticos o míticos del pasado
más remoto. No obstante, esta obra expresa la vivencia y la voz de un hombre de
nuestro tiempo, eco de la voz de la profundidad, que transmite una nueva
comprensión de sí como respuesta a la desorientación del hombre contemporáneo.
Paradójicamente, El Libro rojo
permaneció inédito por casi un siglo y, sin embargo, los escasos fragmentos que
de él se conocían ejercieron una notable influencia en la cultura.
Más allá de la obra de Jung, todo
lector interesado en avizorar el horizonte simbólico de nuestros tiempos
encontrará en El Libro rojo un estímulo incesante para su pensamiento y su
imaginación.
Un símbolo pierde fuerza, por así decirlo, mágica o, si se quiere, su
fuerza redentora, tan pronto como se conoce su disolubilidad. De ahí que un
símbolo eficaz haya de ser de naturaleza inatacable. Ha de ser la mejor
expresión posible de la visión del mundo propio de una determinada época [y
cultura], una expresión que, en cuanto a su sentido, sea imposible de superar;
además ha de estar tan alejado de la comprensión que al intelecto crítico le
falten todos los medios para poder disolverlo de manera válida; y, finalmente,
su forma estética ha de resultarle convincente al sentimiento, de manera que
tampoco puedan levantarse contra él argumentos sentimentales. Jung. C.G.,
Tipos psicológicos.
Los años en los que seguí a mis imágenes internas fueron la época más
importante de mi vida y en la que se decidió todo lo esencial. Comenzó en aquel
entonces y los detalles posteriores fueron sólo agregados y aclaraciones. Toda
mi actividad posterior consistió en elaborar lo que había irrumpido en aquellos
años desde lo inconsciente y que en un primer momento me desbordó. Era la
materia originaria para una obra de vida. Todo lo que vino posteriormente fue
la mera clasificación externa, la elaboración científica, su integración en la
vida. Pero el comienzo numinoso, que todo lo contenía, ya estaba allí. Carl
Gustav Jung.
La obra junguiana es, en última
instancia, ‘apocalíptica’ pues anticipa la Imago
Dei que se gesta en el alma humana y que constituye la profundidad
orientadora de la época. La alquimia constituye la clave hermenéutica fundamental
de la obra junguiana a partir de la década del treinta; es la tradición que da
cuenta del simbolismo que debe ser asumido en ese movimiento apocalíptico.
LVX
12/02/2020
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