El Consolamentum era el único
sacramento administrado por los cátaros, una especie de bautismo, comunión y
extremaunción juntos. De modo diferente que en los sacramentos de la Iglesia
Católica, este bautismo no necesitaba agua, se requerían únicamente algunas
palabras y el evangelio de San Juan. Esto se debe a que los cátaros eran
seguidores de una Iglesia alternativa a la Iglesia Católica, dualista, gnóstica
sin jerarquía, que según ellos fue iniciada por San Juan y Santa María
Magdalena. No participaban en los sacramentos católicos, ya que detestaban a la
Iglesia de Roma.
Según los cátaros, el Consolamentum
era el bautismo del Espíritu Santo. Este ritual fue tomando diversas formas y
proviene, en su origen, de algunas comunidades gnósticas que desconocían toda
jerarquía eclesiástica.
Pese a que el Consolamentum era
un único sacramento, era administrado en dos circunstancias diferentes. La
primera era solo para los creyentes más fieles y abnegados. Se administraba a
iniciados ascetas de ambos sexos que habían llegado a la edad adulta, los
cuales, una vez bautizados, se convertían en Parfait («Perfectos»). Los Parfait
debían ser vegetarianos, célibes y dedicar sus vidas a viajar y enseñar las
doctrinas cátaras. Los Parfait eran los líderes de la comunidad cátara.
La gran mayoría de la población
no recibía el Consolamentum hasta la hora de su muerte. Una vez que se
administraba este sacramento a los moribundos, a estos se les asignaban
idénticas tareas que a los perfectos, si bien es obvio que no se esperaba de
ellos que fueran a viajar o predicar anunciando su doctrina desde su lecho de
muerte. Esto permitía a muchos creyentes ser perdonados de sus pecados y
placeres mundanales durante su vida terrenal y recibir la absolución poco antes
de morir, ya que era imprescindible recibir este sacramento para poder ser
salvado.
En algunos casos, durante los
últimos años de los cátaros (antes de que fueran condenados por herejía) el
enfermo que estaba a punto de morir iniciaba un ayuno total tras recibir el Consolamentum.
Esta práctica se conocía como endura, y era una forma de ritual de suicidio
para asegurarse el tránsito a la nueva vida y la reunificación con el Dios del
bien. Este ayuno era una alternativa válida para ganarse el Consolamentum.
La escuela gnóstica conocida como
Lectorium Rosicrucianum, señala que la endura no es un suicidio y nada tiene
que ver con la muerte física, por el contrario es una muerte mística, es la
entrega del yo en auto-ofrenda, es la muerte del yo, una entrega del alma
mortal y perecedera para el renacimiento de un alma inmortal e imperecedera y
la entrada en una nueva vida, perfecta, santificada, para el servicio a la
humanidad.
Tomado de https://es.wikipedia.org/wiki/Consolamentum
LVX
07/02/2020
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