El
viaje de regreso
La narración conduce desde Éfeso
hacia el Este más allá de Hattusash, fría ciudadela de los hititas, y en la
profunda Asia Menor: primero a Harrán, la bulliciosa encrucijada donde Abraham
llegó en su último tramo de su exilio desde Ur de los caldeos.
Luego a Ctesifonte, proverbial por
los suaves acopios de ámbar en su mercado, y a Partia, hogar de los mayores
arqueros en el mundo, pasando por los dispersos campamentos de los sabeos,
astrónomos que leyeron en sus trances místicos los secretos de los trece Eones
celestiales.
Luego más profundo en Asia, más allá
de Nínive, rica en cortesanas, y más allá de Ecbatana, ciudad llena de humo, de
cien puertas, girando al norte hacia los escarpados montes Elbruz, y
ascendiendo a la alta llanura delante del monte Hermón, la montaña blanca de Seir, no lejos del reluciente azul metálico
del Mar Caspio.
Hablando en buen romance, esto conduce a Azerbaiyán, en la frontera noroccidental de Irán. Allí, delimitada al norte por el río Araxes, una alta meseta alimentada por el lago Urmia marca la matriz geográfica del proto-gnosticismo.
Hablando en buen romance, esto conduce a Azerbaiyán, en la frontera noroccidental de Irán. Allí, delimitada al norte por el río Araxes, una alta meseta alimentada por el lago Urmia marca la matriz geográfica del proto-gnosticismo.
Doresse escribió:
Allí
encontramos leyendas anteriores al gnosticismo: aquellas, por ejemplo, que
atribuían un carácter sagrado al monte Hermón, la supuesta residencia de los
Hijos de Set, a principios de la existencia humana.
Adaptado por del Texto John Lash por T. Α Β Ρ
Α Ξ Α Σ קדוש y tomado de https://www.bibliotecapleyades.net/mistic/gnostic02.htm
LVX
10/12/201
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