Del renunciamiento al Hieros Gamos
Ascetismo
En todos los tiempos y lugares ha habido ascetas, gentes que eligen la austeridad como forma de vida, y como ahora, la austeridad siempre ha sido la forma de vida más antisistema. Algunos de ellos han sido sabios reconocidos, otros seguro que pasaron desapercibidos en la Historia, y otros viven muy cerca. En la India se estima que hay entre 4 y 5 millones de sadhus,
yoguis que han renunciado a lo material. Aquí exponemos
cronológicamente unos cuantos famosos filósofos clásicos, que eligieron
esta forma de vida.
Empezamos con Heráclito (siglo V a.C.) filósofo famoso por su «panta rei» (todo fluye, todo cambia) y su «No es posible bañarse dos veces en el mismo río», que fue un asceta al final de su vida. Se retiró a vivir en soledad, comiendo hierbas y plantas.
Tal vez el más famoso asceta sea Diógenes el Cínico (s. IV a.C.) por sus fantásticas anécdotas y su sentido del humor. Como los sadhus
indios, rechazó todas las convenciones sociales y religiosas para
dedicarse a la búsqueda de Dios. Su supremo desapego, y su liberación de
los deseos le hacía terriblemente libre de todo, aunque acabara como esclavo. Un día estaba preguntando a una estatua y cuando le preguntaron el porqué, respondió: «Me adiestro en preguntar en vano».
Acabó con su vida con noventa años, conteniendo la respiración, y quiso
que su cuerpo fuera arrojado como comida a los animales. Sus amigos le
hicieron un monumento, coronado con un perro, su sobrenombre.
Y así incontables más.
En Egipto existieron incontables ascetas en el desierto, tanto hombres, como mujeres.
Macrina la Joven
Con la expresión Madres del desierto o "ammas del desierto" se
conoce a las primeras mujeres del cristianismo primitivo que decidieron
llevar, en el desierto, una forma de vida ascética, propia de ermitañas, anacoretas y monjas, similar a la forma de vida que adoptaron los Padres del Desierto. En los apotegmas
que escribieron los padres, hay referencias a las ammas y a los
apotegmas que algunas de ellas escribieron. Se sabe que hubo mujeres que
practicaron la vida anacorética. Algunas veces tuvieron que hacerlo
vestidas como los hombres. Sara, Sinclética de Alejandría y Teodora, a quienes se les atribuyen apophthegmata, no ocultaron su identidad femenina.
Antoni Abad
Con la denominación Padres del desierto, Padres del yermo o Padres de la Tebaida se conoce, en el Cristianismo, a los monjes, ermitaños y anacoretas que en el siglo IV tras la paz constantiniana abandonaron las ciudades del Imperio romano (y otras regiones vecinas) para ir a vivir en las soledades de los desiertos de Siria y Egipto
Diosesis de Egipto
Después de la décima, última y más sangrienta persecución de Diocleciano desencadenada en el año 303 contra los cristianos, habiéndose legalizado ya como religión oficial por medio del Edicto de Milán (313), no tenía sentido el martirio por la fe, y los ascetas cristianos buscaron, imitando a Cristo, que se retiró al desierto, un medio de purificarse y hacer penitencia mediante otro tipo de sacrificio. Entre los conocidos, el primero de tales eremitas y anacoretas fue el egipcio Pablo el Ermitaño, que fue conocido gracias a Antonio Abad, también anacoreta. En Siria hubo otros, como Simeón el Estilita. Cuando vivían en comunidad o en lauras se los llamaba cenobitas.
Son principalmente representantes del clero regular y a veces del
secular de la Antigüedad tardía (siglos III.º y IV.º) que han vivido en
comunidad o en ermitas en el desierto de Egipto, fundamentalmente,
aunque también hubo algunos en lauras y skete de los desiertos de Siria y Palestina.
Los que han dejado su nombre son a menudo monjes. Algunos obispos eminentes — o percibidos como tales en la época (Atanasio de Alejandría, Teófilo de Alejandría, Cirilo de Alejandría, Epifanio de Salamina, Gregorio Nacianceno) se suelen añadir al grupo, pero se encuentran también a veces algunos seculares o seglares como Eucaristo, cuyo «género de vida» llenaba de admiración a ciertos ascetas endurecidos.

En la ascesis solitaria tales «padres» (en arameo sing.: abba) y «madres» (amma) buscaban lo que en griego se ha llamado hésykia, es decir una «paz interior» para posibilitar la re-unión o «unión mística» con Dios, el hesicasmo.
Al ser el testimonio de una especie de fe cristiana radical, tuvieron numerosos discípulos durante toda la Edad Media y sus dichos o Apotegmas fueron recopilados y traducidos a numerosos idiomas originando de este modo un género literario, el llamado de los Pateriká, con algunos de estos escritos se inicia también la tradición de la Filocalia.
Junto a la Vida de Antonio escrita por el obispo de Alejandría Atanasio el Grande y a la Historia Lausiaca de san Paladio,
las diversas recopilaciones resultan los documentos más importantes
para tener nociones de la historia de estos personajes. Tal vez las más
importantes son los Apotegmas de los Padres del desierto o las Vitae Patrum, pero también hay compilaciones más o menos fiables como el Flos sanctorum, la Leyenda dorada, etcétera.
Unos cuantos Ascetas conocidos son:
- San Antonio Abad
- Amón el Nitriota
- San Pablo Ermitaño o de Tebas
- San Pafnucio
- Santa Thais de la Tebaida
- San Macario de Egipto
- San Macario de Alejandría
- San Onofre
- San Pacomio de Tebas
- San Arsenio, el Grande
- San Palemón
- San Besarión anacoreta
- San Serapión de Alejandría
- San Menas de Alejandría
- San Simón el Estilita
- San Cristóbal
- Evagrio Póntico
- Epifanio de Salamina
- Juan Casiano
- Moisés el Moro
- Juan de Licópolis
- Isidoro de Pelusio
- Hilarión
- Gregorio Nacianceno
- Cirilo de Alejandría
- Atanasio de Alejandría
- Arsenio, el Grande
Algunas comunidades gnósticas a lo largo de la Historia optaron por el Ascetismo,
en Judea, como los Escenios, el estilo de vida continuo en Egipto (Nag
hamadi), Siria y Turquia y Europa, tanto en gnosticos judios como en
gnosticos cristianos.
LVX
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Ξ Α Σ קדוש
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