En sus primeros siglos, la Iglesia cristiana fue dirigida por
Patriarcas locales, hay cinco comunidades del cristianismo gnóstico que
destacan por sus características singulares.
1. Ofitas
Llamados así porque adoraban a las serpientes, ya existían
desde tiempos de Jesucristo como comunidad en Egipto.
Aceptaron posteriormente el cristianismo; fusionándolo con
teosofía oriental, budismo y platonismo.
Para los Ofitas, la serpiente que ocasionó la caída de Adán y
Eva no era malvada sino un espíritu divino que los liberó de una prisión
diseñada por el Dios Yaldabaoth (hijo del caos).
Según os Ofitas, Yaldabaoth, se creía un ser un Dios único,
sin embargo, su madre era nada menos que el eón Sofía (la Sabiduria Divina),
quien usó a la serpiente para arruinar sus delirios de grandeza e invitar a Eva
a comer el fruto prohibido por Yaldabaoth, que mantenía en ignorancia al género
humano.
Una de sus características identificadoras es que durante la
ceremonia de la eucaristía sus seguidores liberaban a una serpiente en la mesa
de la comunión.
2. Cainitas
El Cainismo, comunidad gnóstica que surgió en el siglo II al
el este del Imperio romano y cuya característica principal fue venerar a Eva,
Caín y a Judas Iscariote.
En su versión, el Dios del Antiguo Testamento era en realidad
un demonio que había arrebatado el principio divino a los mortales, alejándolos
del Dios verdadero.
Caín sería uno de los seres primordiales del Cainismo y Judas
guardaba la verdad gnóstica de Jesucristo.
Montanismo
Surgió a mediados
del siglo II en la región de Frigia, península de Anatolia, actualmente
Turquía.
Su nombre deriva de Montano, sacerdote pagano adscrito al
culto de la diosa Cibeles, convertido al cristianismo y bautizado en el año
155.
Montano declaró ser iluminado por el Espíritu Santo y comenzó
a decir profecías en su nombre.
Al poco tiempo se le unieron dos mujeres, Prisca y Maximila,
discípulas que también profetizaban.
Aunque en aquella época los ‘profetas’ abundaban, Montano y
sus compañeras fueron sobresalientes; se distinguieron por protestar contra la
facilidad con que la Iglesia perdonaba los pecados y el modo en que se adaptaba
a las exigencias de la sociedad.
Según Montano, con él terminaba una etapa de revelaciones, y
tras su muerte vendría el fin del mundo.
El montanismo se extendió por toda Asia Menor, alcanzó a Roma
y el norte de África.
Fue tan grande su influencia que esta comunidad llegó a
organizarse jerárquicamente; las mujeres podían obtener cargos de obispos,
presbíteros y diáconos.
En su momento llegó a considerarse como el rival más
peligroso para la Iglesia Romana.
Basilianos
Seguidores de Basíliades de Alexandria, la
comunidad en realidad había sido fundada
en el siglo II por el hijo de éste, llamado Isidoro.
Se extendieron principalmente por Egipto y la península
Ibérica.
Proclamaban que las pasiones fueran llamadas ‘apéndices’, una
especie de espíritus que tomaban posesión de la psique racional, a la que se
les unían espíritus de animales, plantas y minerales, que embrutecían a las
personas.
En el mundo helénico del siglo I no se creía que las
estrellas fueran divinidades.
Los basilianos creían que existían cinco eones –períodos en
los que se encuentra dividido el tiempo de la Tierra desde el punto de vista
geológico y paleontológico.
La mente.
La palabra.
La inteligencia o prudencia.
La sabiduría.
El Poder.
De estas dos últimas surgían 365 paraísos en orden
descendente, que en conjunto formaban el Abraxas.
El dios hebreo vivía
en el nivel más bajo y creó un mundo ilusorio donde puso a vivir a los hombres.
Para llevar el conocimiento y liberarlos envió a Cristo (la
mente).
5. Carpocratianos
El Patriarca Carpócrates enseñaba que el mundo había sido
creado por los arcontes, una casta especial de seres que había esclavizado el
alma de los hombres.
El alma de Jesucristo, sin embargo, fue la única capaz de
vencer las pasiones promovidas por los arcontes para corromper a los hombres.
Sólo los iluminados, los carpocratianos, podían llegar a
poseer poderes celestiales.
Los carpocratianos creían en la reencarnación, y se decía que
procuraban tener toda clase de experiencias, incluso la promiscuidad sexual,
pues afirmaban que la reencarnación se terminaba únicamente cuando se han
agotado todas las experiencias posibles.
Alcanzó gran popularidad alrededor del año 155, y se sabe que
los carpocratianos veneraban imágenes de Cristo, Pitágoras, Platón y
Aristóteles.
Tomado de: http://superchannel12.com/las-5-sectas-cristianas-mas-raras-de-la-antiguedad/
LVX
03/12/2019
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