Las Iglesias gnósticas y sus raices


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Ofitas


Ofitas, ofianos (ophianoi ὄφιανοι) y ofismo, son denominaciones genéricas para varias sectas gnósticas que se desarrollaron alrededor del año 100 en Siria y Egipto. Su nombre se deriva del griego ὄφις (ophis, "serpiente").

Común a estas sectas era la gran importancia que daban a la serpiente del Génesis (la del relato bíblico del pecado original de Adán y Eva), por su conexión con el árbol del conocimiento del bien y del mal, y la de éste con la gnosis ("conocimiento"). Contrariamente a la interpretación cristiana ortodoxa de la serpiente como Satanás, los ofitas veían en la serpiente una figura positiva, heroica; mientras que al Dios del Antiguo Testamento lo identificaban con una figura negativa, malvada (un demiurgo al que denominan Yaldabaoth el leontoeides -"rostro de león"-).

La imposición de la doctrina cristiana ortodoxa a partir del siglo IV implicó la destrucción de todos los textos de los ofitas; con lo que la mayor parte de la información acerca de estas sectas sólo puede ser obtenida de aquello que decían de ellas sus enemigos: Hipólito de Roma, Ireneo de Lyon, Orígenes y Epifanio de Salamis. Algunos textos ofitas, sin embargo, han sido recuperados en descubrimientos arqueológicos recientes, como los de Nag Hammadi (Evangelio apócrifo de Juan, Hipóstasis de los Arcontes o Sobre el origen del mundo).

Según los teólogos Orígenes, Ireneo de Lyon y otros, la esencia de la doctrina ofita era que el Dios del Antiguo Testamento fue una deidad misantrópica para aquellos que creían que el poder de la humanidad tenía que ser liberado.

Ya que la Biblia no identifica con precisión a la serpiente como Satanás, los ofitas se sintieron perfectamente justificados en su posición, asegurando que lo que la serpiente buscaba en realidad era entregar a Adán y Eva el conocimiento, y la prohibición de este conocimiento, era por tanto, asimilable con la figura que tanto el cristianismo como el judaísmo identifican con Dios. Así, otros enemigos del Yahveh del Antiguo Testamento se convierten en héroes para la secta.

Rituales

Los miembros progresaban a través de ceremonias de iniciación completamente formales que incluían símbolos de purificación, vida, espíritu y fuego. El sistema completo de la secta parecía tener una combinación de la doctrina cristiana con misterios orientales (particularmente los de la diosa egipcia Isis) y otros conceptos de las mitologías orientales.

Como una marca de reverencia para la serpiente, ésta toma parte en la misa de comunión de la secta. Epifanio de Salamis (un padre de la iglesia del siglo IV) la llamó "la misa abominable" y la describe del modo siguiente: La serpiente fue mantenida en una cesta conocida como la cista mystica. Al inicio de la misa la serpiente es convocada. Ésta se desliza entre los panes que se encuentran en la mesa después de lo cual es partido y comido. Después de esto, cada uno de los presentes besan a la serpiente en la boca para lo cual ha sido domada por un encantamiento. Se recuestan y comienzan a adorar a la serpiente como parte del servicio eucarístico. Después, claman haber enviado un himno al Padre y entonces concluyen sus misterios.

Persecución

Los cristianos que apoyaban la ortodoxia de la iglesia veían en el gnosticismo su máximo enemigo, y les era particularmente repugnante que los ofitas tuvieran a la serpiente como un ideal de adoración; esta circunstancia hizo que los ofitas fueran perseguidos con particular violencia.



Setianos

Los Sethianos fue una secta religiosa o grupo confesional de tendencia gnóstica surgido alrededor del siglo II en el ámbito oriental del Imperio romano. Tomaban como base de sus creencias elementos de la tradición judeocristiana, con énfasis en el judaísmo. Honraban particularmente al patriarca Set, tercer hijo de Adán, el primer hombre según la mitología judía. Otra de sus figuras importantes en su culto sería el personaje fememino Norea, esposa legendaria de Noé según algunas versiones. Serían una rama de los valentinianos. Fueron considerados herejes por otros grupos religiosos contemporáneos. Habrían estado activos en Egipto al menos hasta el siglo VIII, según comprobaría el hallazgo y traducción de cierto texto copto llamado "Manual de rituales energéticos", que estaría destinado al uso de oficiantes setianos. Habrían sobrevivido en una etapa de declive a partir del siglo III.

Enseñaban que dos ángeles habían criado uno a Caín y el otro a Abel; que después de la muerte de éste, la gran virtud había hecho nacer a Set de una semilla pura. Sin duda, entendían por la gran virtud el poder de dios, pero no se nos dice si la habían producido los ángeles, de los cuales unos eran buenos y otros malos. Los setianos añadían que de la mezcla de estas dos clases de ángeles había nacido la raza de hombres viciosos que la gran virtud había hecho perecer en el diluvio; que una parte de su maldad penetró en el arca y de allí se extendió por el mundo. Era sacada de las diferentes sectas de gnósticos.

Teodoreto ha confundido los setianos con los ofitas y quizá no había entre ellos otra diferencia que la veneración de los primeros al patriarca Set. Decían que su alma había pasado a Jesucristo y que era el mismo personaje. Forjaron muchos libros con el nombre de Set y de los demás patriarcas. S. Ireneo, adven. Bares., 1.1, c. 7 y siguientes. Tertuliano, de prescript., c. 47; S. Epifanio, Haer. 31.


Cainitas

Los Cainitas eran una rama de los ofitas, situada también en el siglo II, y tributaba veneración a Caín por ser un reprobado del Dios de los judíos. A todas las personas a quienes consideraban que Dios había condenado les dedicaban un piadoso culto. Esta secta nunca contó con gran número de partidarios dentro de los seguidores de sectas gnósticas.

Evangelio de los cainitas

Se cree que el famoso Evangelio de Judas es realmente el evangelio de la secta gnóstica de los cainitas. Son mencionados por San Ireneo de Lyon, hacia el año 180, y en el siguiente siglo por Epifanio de Salamina y por un anónimo atribuido a Tertuliano. Los cainitas se llaman así porque veneran a Caín como un ser de origen celestial, en tanto que desprecian a su hermano Abel por su debilidad. También manifiestan su admiración por Esaú, Coré, los habitantes de Sodoma y, también por Abraxas, en general, por todos aquellos que en el Antiguo Testamento aparecen enfrentados al Dios creador, el que para ellos no es el verdadero Dios, sino un personaje angélico de jerarquía inferior.

Con estos antecedentes no es de extrañar que pusieran su evangelio bajo el nombre de Judas. Sobre Jesucristo parecen haber tenido distintas interpretaciones, ya que algunos de ellos creen que Judas entregó a Jesús porque éste quería destruir la Verdad. Otros, en cambio, agradecen a Judas porque con su acción frustró la acción de las potencias espirituales que querían impedir la Pasión de Jesús y la salvación del género humano.

Encratitas

El Encratismo es una herejía cristiana surgida a mitad del s. II, aunque sus orígenes pueden remontarse a los tiempos apostólicos. Su existencia se prolongó hasta fines del s. IV. El apelativo deriva de un término griego que significa continente, moderado. Los encratitas son los continentes por antonomasia. Profesaban el más rígido ascetismo prohibiendo el uso de la carne y del vino en las comidas y oponiéndose al matrimonio. Para justificar sus doctrinas se servían de los pasajes del Nuevo Testamento que recomiendan la templanza, aislándolos del contexto, interpretándolos unilateralmente e incluso alterándolos. Según parece, los apócrifos llamados Hechos de San Pablo, de San Juan y de San Pedro, son obra de autores encratitas.

Su teología deriva del concepto neoplatónico y gnóstico de la materia como principio del mal, obra del demiurgo, enemigo de Dios. De esta premisa deducían lógicamente que era preciso luchar contra la materia y su autor, lo cual les llevaba a conclusiones que se resumen en el dualismo maniqueo.

Precursores

Los precursores del encratismo fueron los allobianos del país de los Sármatas, Cerdón y sobre todo Marción. Los allobianos habitaban en las afueras de las ciudades al aire libre. Según el testimonio de Clemente de Alejandría1​ se alimentaban de bellotas y frutos, bebían sólo agua, y se abstenían del matrimonio. Muchos neoconversos fueron atraídos por esta doctrina en sus comienzos. Introdujeron en la práctica un modo de vida que tendía a dar a simples consejos evangélicos el valor de preceptos rígidos, absolutamente indispensables para la salvación. Esto les llevó a condenar el uso de la carne, del vino y del matrimonio. Era la aplicación en terreno práctico de su teoría dualista: abstenerse y mortificarse para no colaborar en la obra del demiurgo.

La ideología encratita se percibió como un peligro para la Iglesia y para la sociedad, especialmente por su aversión al matrimonio. Por esto, desde el primer momento, patriarcas y escritores de la Iglesia como San Ireneo, Tertuliano, Hipólito Romano, San Epifanio y otros, la consideraron herética. Los encratitas, según estos autores, pretendían abolir el género humano. Esto, según argumentaban, era ofensivo para Dios, autor de la unión del hombre y la mujer, que había santificado el matrimonio con su presencia en las bodas de Caná y había inspirado numerosos textos bíblicos sobre la licitud y la santidad de la unión conyugal, institución que la Biblia misma calificaba de honrosa.

Principales teóricos del encratismo.

Hay que citar, por orden cronológico, en primer lugar a Julio Cassiano el maestro doceta que compuso una obra en defensa de sus principios ascéticos titulada Peri eunouchias o Peri encrateias (Sobre la continencia), que se ha perdido. Después de él, el principal doctor de los encratitas fue Taciano. San Ireneo le hace responsable, junto con Saturnino y Marción, de la nueva herejía.

San Jerónimo lo llama príncipe de los encratitas.

Si no fue su iniciador absoluto, parece, sin embargo, que Taciano es el organizador de la secta y el autor de la formal separación de los encratitas del cuerpo de la Iglesia.

Poco después de Taciano, un cierto Severo refuerza la herejía dándole un marcado carácter ebionita. Admitiendo la Ley, los Profetas y los Evangelios interpretados a su modo, rechaza las epístolas de San Pablo y los Hechos de los Apóstoles. De este modo se forma una secta dentro de la misma secta. El nuevo partido toma el nombre de su organizador para distinguirse de los demás encratitas. El hecho del cisma severiano hace suponer divergencias doctrinales y luchas intestinas en el seno del encratismo. Por lo demás, los severianos no fueron los únicos en separarse. También algunos maniqueos tomaron el apelativo de continentes. Otros se hicieron llamar apotácticos o renunciadores porque pretendían haber renunciado a todos los placeres del mundo. Acuarianos o Hidropasianos se apellidaban aquellos a quienes su abstinencia absoluta de vino les llevaba a celebrar la eucaristía con agua sola. Los Sacóforos se distinguían por su atuendo exterior consistente en un saccos, especie de túnica de tela burda. Con estas divisiones internas subsistió la herejía hasta fines del s. IV.

Oposición al Encratismo

Tan pronto se delineó el carácter herético del grupo se promovió, de parte católica, una campaña para neutralizar la herejía. Los medios adoptados fueron de tres géneros: la refutación teórica de sus principios doctrinales, llevada a cabo por los patriarcas y escritores eclesiásticos, las sanciones canónicas y los edictos imperiales.

Entre los autores eclesiásticos que más eficazmente combatieron el encratismo teórico, destacan Ireneo, Tertuliano, Hipólito, Clemente de Alejandría y Orígenes. De las muchas sanciones canónicas de que fueron objeto, la más famosa fue la adoptada contra ellos por las Iglesias de África al no reconocer la validez de su bautismo. De este hecho arranca la polémica entre San Cipriano y el papa San Esteban. Por lo que atañe al problema de la abstinencia exagerada, el Concilio de Ancira (año 314) permite a los sacerdotes y diáconos el abstenerse de la carne en las comidas con tal que la hayan probado al principio. Los que se nieguen a hacerlo deben ser excluidos del orden clerical.4​ Como se ve, la intención del canon es clara. La misma intención se descubre en el canon 51 de los llamados Cánones Apostólicos que se refiere a los clérigos, diáconos, sacerdotes y obispos que se abstienen del matrimonio, carne y vino no por motivos de legítimo ascetismo, sino por infamia, es decir, por desprecio de las obras de Dios.


Con todo, el golpe mortal para el encratismo en todas sus formas y variedades, no provino de las disposiciones del derecho eclesiástico, sino de las del civil. Poco después del Concilio de Nicea, Constantino emanó una constitución contra los herejes.5​ Más tarde, Teodosio el Grande en 381 y 383 condena a los que bajo diversas denominaciones profesen el error de los maniqueos. Cita nominalmente a los encratitas, apotácticos, acuarianos y sacóforos, a los que califica de «sectas inaceptables».6​ A partir del s. V los encratitas, a raíz de estas disposiciones, dejan de ser una amenaza a la ortodoxia católica, al ser prácticamente exterminados.


Bardaisanos

Bardaisan, también referido como Bardesano, Bardesan o Bardesanes, su nombre en griego, fue un escritor, poeta y filósofo asirio del siglo II e.c. (154-222), nacido en la antigua Edesa y reconocido como afín con las corrientes gnósticas del cristianismo primitivo de la escuela valentiniana.1​2​ Autor de numerosos himnos cristianos, Bardaisan ocupa un lugar destacado en la historia de la música litúrgica y ha sido considerado como el verdadero fundador de la poesía siriaca.3

Son diversas las fuentes que refieren el nacimiento de Bardaisan en las orillas del río Daisan que bañaba la antigua ciudad de Edesa, de ahí su nombre sirio: Bar Daisan, hijo de Daisán. El historiador y geógrafo árabe Al-Masudi ( s. X e.c.) recoge la tradición de que Bardaisan no nació en las orillas del río edesano, sino que fue recogido de las mismas.2​ La confiable Crónica de Edesa (ca. siglo VI) registra la fecha de su nacimiento el 11 del mes de Tammuz del año 465 de la era seléucida, es decir el 11 de julio del año 154.1​2​5

Sus padres, Nuhama y Nahshiram,2​ eran originarios de Erbil. Recibió una cuidada educación greco-oriental, viviendo la mayor parte de su vida en la corte del rey Abgar IX ―o Abgar VIII, según la fuente― de Osroena o Edesa (179-214), del que fue tutor en su infancia y amigo durante su reinado. Tal amistad condujo a la conversión del rey a la fe de Bardaisan, impregnada de la comprensión gnóstica oriental del filósofo arameo, por lo que Edesa pudiera haber sido el primer y único estado gnóstico de la historia.

En Manbij o Mabog, la antigua Hierápolis Bambyce siria, muy joven recibió instrucción por un sacerdote del culto de Atargatis.

No es sabido con certeza cuándo ni por qué, se adheriría al primitivo cristianismo siríaco imbuido con fuertes componentes doctrinarios del gnosticismo oriental, que quedarían plasmados en su obra literaria.9​ Los obispos Epifanio de Salamis (ca. 310-403) y Bar Hebraeus (1226-1286) aseveran que Bardaisan comenzó con la ortodoxia cristiana pero que luego se adhirió al gnosticismo valentiniano. Por el contrario Eusebio de Cesarea (ca. 275-339) señala en su Historia eclesiástica que después de un tiempo se alejó de las doctrinas gnósticas si bien, según el historiador eclesiástico, éstas siempre mantuvieron preeminencia en su pensamiento religioso y filosófico.1​

El historiador Sexto Julio Africano (ca. 160-240) refiere notas biográficas sobre Bardaisan, comentando que era un hábil arquero y escritor de largos tratados filosóficos, religiosos y etnográficos. Miguel el Sirio (1126 - 1199), patriarca de la Iglesia ortodoxa siria, da cuenta de que Bardaisan fue convertido al cristianismo en el año 179 por el Obispo Histapes de Edesa e incluso ordenado diácono por él.

Era compendioso en su saber, que abarcaba tanto las tradiciones brahmánicas de la India, a las que diferenciaba claramente del budismo, como el platonismo griego.

Cuando el emperador Caracalla invadió Edesa (216-217) y posteriormente se dieron persecuciones a los cristianos edesanos, Bardaisan abandonó la ciudad exiliándose a Armenia. Allí compuso una Historia de Armenia basada en la crónicas del templo, que fue encontrada en la fortaleza de Ani y en la cual se apoyó Moisés de Corene (siglo V) para sus escritos historiográficos de Armenia. Con todo, no hay certeza si su fallecimiento tuvo lugar en Siria o en Armenia
Obra escrita y pensamiento

Comienzo en el original siriaco del Libro de las leyes de los países o Diálogo sobre el destino de Bardaisan de Edesa. Edición de 1897 por F. Nau.

La obra literaria de Bardaisan fue considerable. Sin embargo, aunque le son atribuidos muchos libros de poético e inspirado estilo en siriaco y también en griego, sólo se conservan algunos fragmentos y el original siriaco de su obra Diálogo sobre el destino o Libro de las leyes de los países.

Se le considera el autor de ciento cincuenta himnos en los cuales hace llegar su particular visión y comprensión filosófica gnóstica. Estos, de reconocida belleza, perduraron en el tiempo y el enciclopedista musulmán Ibn Al Nadim lo cita en el siglo X en su obra Kitab al Fihrst.

Harmonio, uno de sus hijos, profundizó en los elementos gnósticos de las enseñanzas de Bardaisan, propagándolos en himnos que compuso con una especial habilidad, de modo que a mediados del siglo V seguían siendo muy populares según relata el historiador Sozomeno, hasta el punto de que su adversario doctrinal Efrén de Siria, en la segunda mitad del siglo IV, se valió de las melodías de algunos de ellos, plagiándolas y cambiándoles el texto, en su ánimo de refutar la corriente bardaisanita.

En uno de los himnos de Efrén es recogida la enseñanza de Bardaisan de un Padre de Vida y una Madre de Vida que juntos dan a luz un Hijo, al que denomina también la Palabra o Logos de Pensamiento. Bardaisan al igual que otros escritores "proto-ortodoxos" sirios y gnósticos del cristianismo primitivo, contemplaron el Espíritu Santo como hipóstasis femenina.

La obra Diálogo sobre el destino o Libro de las leyes de los países procedente de la escuela de pensamiento de Bardaisan en Edesa y escrita por su discípulo Felipe, es una de las primeras obras de la literatura en siriaco, así como una de las de mejor estilo y composición conceptual.19​ En este diálogo de estilo socrático, el mismo Bardaisan aparece como principal orador desarrollando una rigurosa exposición en respuesta a preguntas y objeciones que le son presentadas por Avida, uno de sus discípulos, y encaminada a demostrar que, aunque el ser humano está sujeto, por un lado a la Naturaleza- por su corporeidad física- y por otro, a las fuerzas del destino inscritas en las estrellas y planetas - en razón de su alma sensible a ellas- que le influyen y direccionan en los eventos y circunstancias de su vida, con todo, el ser humano, tiene un margen de libertad, que le ha sido otorgado por Dios, para hacer lo que es correcto y abstenerse de lo que es incorrecto.4​9​12​19​20​Su pensamiento sobre las fuerzas celestes que influyen sobre el ser humano han ayudado a acercarse a una mejor compresión de las ideas astrológicas expresadas en la Pístis Sophía, uno de los más importante textos de la literatura gnóstica de la escuela valentiniana.6​

La astrología caldea y persa contaba ya, en el tiempo de Bardaisan, con una antiquísima y prestigiosa tradición en el Oriente Medio, Mesopotamia y Persia y de la cual es una expresión, más allá de su simbolismo, la visita de los Magos - del griego magoi, astrólogos, nombre también de la casta sacerdotal de la religión zoroástrica-de Oriente, posiblemente Persia, a que se hace referencia en los Evangelios (Mt 2, 1-12).21​22​ La relevancia de este saber astrológico presente en el pensamiento de Bardaisan, en el que se apoyó sin embargo para combatir el fatalismo que hasta entonces acompañaba a la astrología, fue criticada y contemplada como herética por los comentaristas ortodoxos posteriores. Del mismo modo se ha significado su rechazo de la resurrección de los cuerpos, en consonancia con algunas de las corrientes doctrinarias gnósticas del cristianismo primitivo que contemplaban que «la resurrección debe recibirse en vida», como expresa el Apócrifo Evangelio gnóstico de Felipe. Acorde a este entendimiento, es la resurrección en vida del alma,8​ con el cuerpo espiritual- que refiere el Apóstol Pablo, 1 Cor 15:44-, a la que deben dirigirse los esfuerzos del cristiano, pues de otro modo ella permanecerá muerta a la verdadera Luz (interpretando así a Lc 9, 60: "Deja que los muertos entierren a sus muertos").

La verdadera vestidura del alma, según el filósofo y poeta de Edesa, es la forma ideal que ésta olvidó en el Cielo y sólo reasumirá después de la muerte: la muerte mística al pecado. Por ello es que la Vestidura de Gloria no es para todos, pues no todos eligen la estrecha senda de la purificación interior.

En esta misma obra, el Libro de las leyes de los países, Bardaisan contempla al ser humano como un compendio de cuerpo, alma y espíritu. El cuerpo es resultado del mundo denso, de la materia. El alma se ve afectada por las influencias de las esferas de los planetas que a través de ella toman cuerpo y de ahí, la importancia de conocer la astrología judiciaria para comprender el destino del ser humano en la tierra. El espíritu es el elemento divino que enlaza al ser humano con Dios y, por su propia naturaleza, permanece siempre ontológicamente libre, a diferencia del alma que sí se halla condicionada por otras influencias.

Es significativa también en esta obra, su visión de las relaciones hombre y mujer:

El deseo es una cosa diferente del amor y la amistad, que son algo más que la conexión con propósitos impuros. Deberíamos darnos cuenta, comprender sin dificultad, que la lujuria es un falso amor y que incluso si ésta da una satisfacción momentánea, hay una gran diferencia entre ésta y el verdadero amor, cuya paz dura hasta el final de los días, sin padecer problemas ni pérdidas.

De otros escritos de Bardaisan sólo nos han llegado sus títulos: Diálogos contra los marcionitas, La Luz y las tinieblas, La Naturaleza espiritual de la Verdad, Lo estable o permanente y lo inestable, Libro de los caldeos y Libro sobre los signos del zodiaco.

Algunos eruditos han conjeturado, sin hasta el momento confirmarse esta hipótesis, sobre la autoría de Bardaisan de los escritos conocidos como Las Odas de Salomón.

La figura de Bardaisan es, en muchos sentidos, la semilla de lo que más tarde vendría a ser llamado como la corriente o escuela gnóstica del cristianismo primitivo atribuida a Santo Tomás. La tradición sostiene que el apóstol Santo Tomás fue el primero que llevó el cristianismo a Siria y es considerado fundador y santo patrón de la Iglesia ortodoxa siria en el Medio Oriente y en la India. De este modo, la corriente o escuela de Santo Tomás en el cristianismo queda conectada con Bardaisan, aun cuando esta ligazón o conexión no fuera en gran medida reconocida por los círculos eclesiásticos. El Evangelio de Tomás de los Manuscritos de Nag Hammadi es en su origen, con toda probabilidad, del gnosticismo del cristianismo sirio primitivo. Esto mismo puede aplicarse con otros escritos atribuidos al Apóstol Tomás como el Libro de Tomás el Contendiente y, muy especialmente, el conocido como los Hechos de Tomás.

El Padre Nuestro, Abûn d-ḇašmayâ, cantado en siríaco. La tradición de recitar cantados textos religiosos en el cristianismo primitivo sirio, tiene una de sus primeras muestras en los Himnos de Bardaisan.

Algunos expertos consideran que algunas partes de este apócrifo neotestamentario pudieran haber sido escritas por Bardaisan y más concretamente, el alegórico poema El Himno de la perla o Himno del alma que durante mucho tiempo, se le ha atribuido a él o a un poeta bardaisanita y aunque recientes investigaciones sugieren que el autor pudiera ser nativo de Mesena, al sur de Babilonia, y que su lenguaje original era el arameo oriental y no el siriaco, esta cuestión está todavía por dilucidar.

Otra parte de los Hechos de Tomás que muestra gran afinidad con el pensamiento de Bardaisan es el poema llamado Himno de la Novia, Himno Nupcial o Himno de Bodas -traducido por el escritor R.S. Mead (1863-1933) como El Canto Nupcial o de Bodas de la Sabiduría - el cual se refiere claramente a las nupcias celestiales en la Cámara Nupcial de la Luz de la cual escribió Bardaisan.

Por todo ello ha surgido la cuestión de si Bardaisan o discípulos suyos interpolaron estas y otras partes poéticas en los Hechos de Tomás o si Bardaisan recibió muchas de sus enseñanzas gnósticas de la corriente o escuela del Apóstol Tomás y dada la imagen que como apóstol gnóstico por excelencia surge de este último en los Manuscritos de Nag Hammadi, la última posibilidad parece lo más probable.

Características, influencia y legado

Se ha señalado la dificultad de definir la genuina posición doctrinal de Bardaisan siendo que buena parte de sus enseñanzas y pensamiento, nos han llegado por los escritos de aquellos que, tiempo después de su muerte, se posicionaron contra sus ideas y las combatieron.9​ Por estas mismas fuentes es que sabemos que Bardaisan luchó contra algunas doctrinas heterodoxas del cristianismo primitivo, como el marcionismo y con todo fueron, y son consideradas en su ideario, aunque con peculiaridades propias, afinidades con el pensamiento doctrinal de Valentín. Sabemos por Epifanio (Panarion 9) que, como otros muchos cristianos de su tiempo, se apoyó en La Ley y Los Profetas, en el Antiguo y Nuevo Testamento y en algunos de los Apócrifos.2

Las enseñanzas atribuidas a Bardaisan están marcadas por cierto dualismo que podría proceder de fuentes iranias2​ aunque, por otra parte, recuerdan la doctrina esenia según la encontramos en su Regla de la comunidad. Tal vez todo ello pueda explicarse, como señala Daniélou, si se contempla a Bardaisan como defensor de una gnosis judeo-cristiana, por lo cual es que ha sido llamado «el último de los gnósticos».

La línea de desarrollo en el tiempo de la singular tradición doctrinaria espiritual de los primeros siglos que se dio en Edesa y más ampliamente en Mesopotamia, parece ser que sería de este modo: en primer lugar aquellos que escribieron el Apócrifo Evangelio de Tomás, a continuación la literatura de Bardaisan, posteriormente los que escribieron los Apócrifos Hechos de Tomás, y por último surge la figura de Mani, influenciada por las anteriores.

La corriente doctrinal impulsada por Bardaisan pervivió largamente después de él, como lo demuestra el que el bibliógrafo Ibn Al Nadim (ca.932-ca.990 e.c.) refiera todavía en su tiempo, la existencia de comunidades dispersas en China y en Khurasán, que se consideraban seguidoras del pensamiento de Bardaisan.

Drijvers considera que Bardaisan puede ser contemplado como «el primer humanista cristiano que intentó conciliar el problema del mal y de la libertad humana con la premisa de la existencia de Dios».

En todo caso, al igual que ocurrió con Valentín, las doctrinas de Bardaisan y su figura no fueron contempladas como heréticas mientras vivió,14​ lo que nos acerca a una visión de los primeros siglos de la historia del cristianismo primitivo en la que se dieron y convivían, comprensiones de diversa profundidad del mensaje original cristiano.

LVX

  T.  Α    Β    Ρ    Α    Ξ    Α    Σ  קדוש 

26/11/2019


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