Por Fausto Rivadeneira
La mitología judía es
verdaderamente apasionante, casi tan rica como la griega pero más misteriosa.
Toma elementos de casi todas las religiones y filosofías conocidas desde el
principio de los tiempos, muchos piensan que el judaísmo es el gran heredero de
los vestigios de la religión Sumeria. Tantos personajes y aluciones arcanas
cuya sublimidad lamentablemente se ha visto empañada por fanatismos religiosos,
deducciones literales de “grandes rabinos eruditos” y, por supuesto, el
cristianismo. Tan penoso es que de toda una gama de complejas historias y
personajes se haya visto reducida a la historia de un solo ser y un solo
pueblo.
Pues bien, luego del golpe
sufrido por el cristianismo, el judaísmo tardó mucho en recuperarse, no sería
hasta la aparición de El Zohar en la Edad Media que el judaísmo volvería a
ganar adeptos, y es que este texto nutrió tanto a la filosofía judaíca que aún
hoy mantiene ese aire místico que llama tanto la atención.
Entre sus conceptos y personajes
más apasionantes se encuentra la figura de Adam Kadmon, el principio de los
principios, el más antiguo de los seres primordiales. La tradición cabalística
relativa a Adam Kadmon, el Adam Primoridal, se deriva de los estratos más
antiguos de la mística judía. El alcance total de esta tradición arcaica se ha
perdido para nosotros, pero los restos de ésta puede ser rastreada hasta textos
que vienen de Egipto, Tierra Santa, Siria y el este de Turquía, de Irán y de la
India. Los restos más relevantes e interesantes provienen de la intersección
del judaísmo, el hermetismo, el zoroastrismo y el Islam en un cinturón que se
extendía desde la antigua ciudad de Harran en Turquía, a la igualmente antigua
ciudad de Babilonia en una región que alguna vez se llamó Caldea, luego
Mesopotamia, y ahora Irak.
Adam Kadmon precede todas las
demás creaciones, y es desde Adam Kadmon que los otros mundos emergen, Fue la
primera creación en llenar el vacío creado por la “contracción de Dios”,
consistiendo en emanaciones de forma circular que forman a un ser humano. Estas
emanaciones tomaron la forma de Adam Kadmon, el hombre primordial, un ser
completamente espiritual. Cuando se dice que el hombre fue creado a la imagen
de Dios, esto se refiere a la forma de Adam Kadmon, ya que Dios como tal no
tiene forma o imagen. Lleno de la luz del infinito, Adam Kadmon se extiende
desde el final del vacío hasta el principio de la creación. Se dice que esta
luz infinita emerge desde las aperturas del cráneo de Adam Kadmon; desde sus
orejas, su nariz, su boca y sus ojos. Otros, que proviene desde su boca, su
ombligo y su falo.
El complejo concepto de Adam
Kadmon sirve tanto como una figura mítica y como función cabalística abstracta.
El término Adam Kadmon significa “hombre primordial”, se sobreentiende que es
un prototipo espiritual del hombre, un tipo de alma cósmica. Al mismo tiempo
puede ser identificado como una manifestación antropomórfica de Dios, una
deidad masculina asumiendo la forma y características de un ser humano. Un
concepto que quizá evolucionó de los escritos de Philo, “el hombre celestial”,
un hombre que fue creado antes que el Adán terrenal. En la visión de Philo, el
hombre primordial es la pura imagen de Dios, y en la visión Cabalística, se
dice que Adam Kadmon contiene cada imagen de cada hombre que haya existido,
existe, y existirá. Él es el arquetipo original.
Adam Kadmon es una figura
demiúrgica.
El rol de Dios en el mito de Adam Kadmon es muy curioso. Éste
parece tener múltiples roles, por una parte está el Dios infinito, conocido
como Ain Soph, que significa “interminable”, llamado así antes que Dios creara
el mundo o el universo, Dios llenaba toda la existencia. No había vacante o
lugar, espacio o vacío. Todo esta lleno con luz del infinito. Luz que no tiene
principio ni final, ni día ni noche. Cuando Dios decidió crear mundos el cual a
Adam Kadmon, y el resto de las emanaciones creacionales vienen de Adam Kadmon,
quien contiene las diez sephirot. Ya que Ain Soph no puede ser conocido, Adam
Kadmon es la primera manifestación de existencia divina que puede ser
percibida.
Las 10 emanaciones que Adam
Kadmon contiene son las diez sefirot. En resumen, Adam Kadmon sería la fuerza
motora del universo, el alma que contiene todas las almas, la chispa divina que
conduce el todo, el heredero de Ain Soph, quien volverá cuando Adam Kadmon se
extinga y un nuevo ciclo inicie.
Las fuentes de la tradición sobre
este personaje se remontan a la antigua Sumeria, la tradición Hermética y el
Egipto Helenístico (Filón de Alejandría), el Rigveda. Este personaje es una
alegoría recurrente en casi todas las culturas. Sin embargo en la tradición
cabalista se cita al Cantar de Cantares como la fuente de este conocimiento.
Como sabrán el Cantar de Cantares
es un libro canónico de la biblia que es más bien un poema de amor y erotismo
entre dos seres que buscan volver a unirse. La interpretación dada por los
cabalistas es que el Cantar de Cantares habla de la
bisexualidad/hermafroditismo de Ain Soph y de Adam Kadmon, las energías tanto
masculina como femenina que conviven en ellos buscando volver a unirse y así
iniciar un nuevo ciclo, un nuevo big bang.
El Cantar de Cantares está
atribuido al Rey Salomón, pero los estudios señalan que esto es imposible, es
muy probable que el texto provenga de la tradición babilónica, herencia
sumeria, y nos hable del matrimonio entre el dios Tammuz y la diosa Ishtar. Un
cantar al estilo de aquellos que se usaban en los Misterios Egipcios y Griegos,
acompañados de personificaciones de los dioses y canciones.
El Zohar y Sefer Yetzirah recogen
y transforman este mito hablando de la unión de dos partes, hombre y mujer,
novio y la novia, convierten a los dos amantes del Cantar de Cantares en un
arquetipo celestial de Adán y Eva, como un andrógino está dividido en dos
partes. [“Ziggy” de Ziggy Stardust (David Bowie) viene de este término
“Syzygy”, término cabalístico que significa emanación dual [hombre-mujer] de un
mismo ser.]
Revisemos un fragmento del Cantar
de Cantares en un contexto que deja claro que la descripción lírica del amante
masculino, el novio, es la imagen de Dios:
La Amada
5:10 Mi amado es apuesto y sonrosado,
se distingue entre diez mil.
5:11 Su cabeza es un lingote de oro puro,
sus cabellos son ramas de palmera,
negros como un cuervo.
5:12 Sus ojos son dos palomas
junto a una corriente de agua,
que se bañan en leche
y se posan sobre un estanque.
5:13 Sus mejillas son canteros perfumados,
almácigos de hierbas aromáticas.
Sus labios son lirios
que destilan mirra pura.
5:14 Sus manos, brazaletes de oro,
adornados con piedras de Tarsis.
Su vientre, un bloque de marfil,
todo incrustado de zafiros.
5:15 Sus piernas, columnas de alabastro,
asentadas sobre bases de oro puro.
Su aspecto es como el Líbano,
esbelto como los cedros.
5:16 Su paladar rebosa dulzura
y todo en él es una delicia.
Así es mi amado, así es mi amigo,
hijas de Jerusalén.
Este cantar lo tomarían los
cabalistas esotéricos y lo analizarían exhaustivamente, ya que no comprendían
el porqué un texto de corte erótico formaba parte de los cánones en la Biblia.
Uno de estos análisis lo podemos encontrar en el Shi’ur Qomah o las Dimensiones
Divinas, texto inspirado en las visiones de Ezequiel e Isaías donde se dan las
desproporcionadas medidas de Dios. Supuestamente revelado por Metatrón a Rabbi
Yishmael, maestro de Akiva ben Iosef, padre del judaísmo rabínico y gran
responsable del compendio mitológico del judaísmo, quien a su vez fue maestro
de Shimon ben Yohai, supuesto autor del Zohar. Quien transformó la
interpretación del Cantar para siempre exponiéndolo como lo relatado al inicio
de esta sección.
Adam Kadmon y las Sephiroth
En la Cábala Adam Kadmon es una
frase que significa “Hombre Primordial”. La fuente rabínica más antigua del
término es “Adam ha-Kadmoni” (el original, el de arriba), contraparte del Adán
terrenal, “Adam Ha-Rishon” (el primero, el de abajo).
Vemos aquí el enunciado alquímico
(Kybalión) por excelencia: “as above, so below”; “como es arriba es abajo”. El
macrocosmo y el microcosmo, Adam celestial es equivalente al terrenal, el
macrocosmo es el microcosmo, cada persona es un universo. Jorge Luis Borges lo
define sutilmente de la siguiente manera en sus magistrales conferencias Siete
Noches:
Las diez emanaciones forman un hombre que
se llama el Adam Kadmon, el Hombre Arquetipo. Ese hombre está en el cielo y
nosotros somos su reflejo. Ese hombre, de esas diez emanaciones, emana un
mundo, emana otro, hasta cuatro. El tercero es nuestro mundo material y el
cuarto es el mundo infernal. Todos están incluidos en el Adam Kadmon, que
comprende al hombre y su microcosmo: todas las cosas.
Recordemos lo mencionado en un
artículo pasado Conceptos Esenciales de Cábala: El Árbol Sephiroth o de la
Vida: ‘De acuerdo con la tradición cabalística este diagrama (El árbol de la
vida) representa como hemos dicho al universo y al hombre, pero no cualquier
hombre, sino el primero, el Adam Celestial, la primera creación de Dios, Adam Kadmón. No confundir con el Adán
terrenal, pareja de Eva. Podríamos identificar a Adam Kadmón con el Púrusha
hindú, aquel ser primordial que fue desmembrado por los dioses védicos y que de
su cuerpo y esencia nacería todo el mundo y la realidad. En este caso, las 10
Sephirot del Árbol de la Vida son las partes esenciales de Adam Kadmón o las
emanaciones del dios anterior a la creación del universo, llamado Ain Soph:
Una de las ideas más antiguas de
la Cabalá es una correspondencia entre las sefirot del Árbol de la Vida y el
cuerpo humano. Las sefirot representan la potencia activa y creativa de los
nombres divinos, y su relación con el cuerpo hace hincapié en que debemos ver
las sefirot como componentes de un solo organismo. La forma humana es la
“forma” de esta dinámica, y es el prototipo, la forma o imagen a la mayor
escala (macrocosmos), y en la escala humana (microcosmos).
Kéter (La Corona. Providencia
equilibrante).
Jojmá (La Sabiduría).
Biná (La Inteligencia siempre Activa).
Jesed (La Misericordia. Grandeza).
Gevurá (La Justicia. Fuerza).
Tiféret (La Belleza).
Netsaj (La Victoria de la Vida sobre la
Muerte).
Hod (La Eternidad del Ser. Gloria).
Yesod (El Fundamento. La Generación o
piedra angular de la Estabilidad).
Maljut (El Reino. Principio de las Formas).
Kéter es la corona de la cabeza
prototípicos y tal vez se refiere a la glándula pineal, Jojmá y Biná son los
hemisferios derecho e izquierdo del Gran Cerebro, Jesed y Gevurá son los brazos
derecho e izquierdo, lo que significa los miembros creativos activos del Gran
Hombre; Tiféret es el corazón, o, según algunos, la totalidad de las vísceras;
Netsaj y Hod son las piernas derecha e izquierda respectivamente, o los apoyos
del mundo, Yesod es el sistema generativo, o la fundación de la forma; y Maljut
representa los dos pies, o en la base del ser. Ocasionalmente se considera a
Yesod como el macho y Maljut como el poder generativo femenino.
Adam Kadmon contiene miles de
millares de mundos. Conteniendo los 4 mundos principales. El Árbol está
dividido en cuatro niveles conocidos como los Cuatro Mundos (estos mundos
corresponden a los sentidos de la visión, el oído, el olfato y el habla):
El Mundo Arquetípico llamado Atziluth,
el Mundo Creativo llamado Briah,
el Mundo Formativo llamado Yetsirah,
y el Mundo Material llamado Assiah.’
Adam, Adán, Jesús, Metatrón.
Muchos eruditos cabalísticos y
cristianos identifican al ‘espíritu santo’ con Adam, aquella energía que
siempre estuvo acompañando a YHVH/Jehová/Elohim en la creación del todo,
también lo identifican como su “primer hijo” quien luego se manifestaría en
Adán y luego en Jesucristo. San Pablo envisionaba a Adán y Jesús como
iguales/duales, uno conduciendo a la humanidad hacia la mortalidad a través del
pecado, y el otro conduciendo a la humanidad a la vida eterna a través del
sacrificio. Incluso se refiere a Jesús (1 Cor 15:47) como el “Último Adam”.
Ahora bien, como reza el mito,
Ain Soph es YHVH/Jehová/Elohim, es decir, aquella presencia creadora, consciente
que implota constantemente no gobierna los cielos. Él no tiene tiempo para eso,
suficiente con dar nacimiento a la existencia. En su lugar dejó a alguien más,
de acuerdo con El Zohar los encargados del gobierno del cielo son los ángeles
de la presencia: Metatrón, Suriel, Sandalphon, Astanphaeus, Sarakiel, Phanuel,
Jehoel, Zagzagael, Uriel, Yefefiah, Sabaoth, and Akatriel. Quienes, según la
Cábala, fueron expulsados de “la presencia divina” al revelar los misterios y
el propósito de Dios a la humanidad, una suerte de ángeles prometianos.
En un
análisis más profundo podríamos ver que estos ángeles se rebelaron contra su
creador y tomaron control de la creación, siendo su líder en arcángel Metatrón,
quien también sería otra emanación divina de Adam Kadmon. Siendo Ain Soph y
Adam Kadmon seres totalmente desproporcionados tanto física como
espiritualmente, poco o nada les importaría una rebelión en su reino, si de
igual manera siguen siendo ellos los que gobiernan. Podemos imaginarlo como una
consecución de círculos: el círculo más grande es Ain Soph, aquel que le sigue
-su emanación- es Adam Kadmon; la siguiente es el Adán Terrenal, Enoc, Metatrón,
Jesús, etc.
Adam, Adán, Jesús, Metatrón.
Muchos eruditos cabalísticos y
cristianos identifican al ‘espíritu santo’ con Adam, aquella energía que
siempre estuvo acompañando a YHVH/Jehová/Elohim en la creación del todo,
también lo identifican como su “primer hijo” quien luego se manifestaría en
Adán y luego en Jesucristo. San Pablo envisionaba a Adán y Jesús como
iguales/duales, uno conduciendo a la humanidad hacia la mortalidad a través del
pecado, y el otro conduciendo a la humanidad a la vida eterna a través del
sacrificio. Incluso se refiere a Jesús (1 Cor 15:47) como el “Último Adam”.
La representación de Adam Kadmon
con la diez sephirot y el cuerpo humano me parece sencillamente espectacular,
ya que nosotros somos el vivo ejemplo de macrocosmo y microcosmo consciente.
Piensa en Ain Soph como aquella energía indescriptible que provoca tu
existencia: lo increado, ex nihilo; Adam Kadmon es tu cuerpo, como hemos visto
se divide en diferentes mundos y esferas infinitas cada uno con su diferente
dios, tú eres consciente de las partes de tu cuerpo y crees controlarlas, pero no
eres consciente de qué o quiénes habitan el mismísimo núcleo de tu ser, es así
como tú te asimilas como un universo, Ain Soph lo indescifrable, el porqué
existimos; Adam Kadmon tu yo físico y espiritual, tu consciencia; Adán, Jesús,
Metatrón, etc, como los gobernantes de las diferentes zonas de tu cuerpo que tu
emanas, subyugas y subordinas inconscientemente para mantener el equilibrio en
tu ser.
https://thefaustorocksyeah.wordpress.com/2014/12/27/adam-kadmon/
LVX
26/11/2019
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